La cocina es uno de los espacios más relevantes de cualquier vivienda. Hace años puede que solo lo utilizásemos para preparar la comida, pero hoy en día es posiblemente la estancia en la que más tiempo pasamos. Por eso es muy importante hacer caso a las señales de que es hora de renovar la cocina.
El paso del tiempo es algo que siempre se hace notar en cualquier hogar. Los muebles se van deteriorando, los suelos se van desgastando y, en el caso de la cocina, los electrodomésticos se van quedando desfasados o dejan de funcionar.
¿Quieres saber cuáles son los indicadores clave para saber cuándo renovar la cocina? Pues presta atención porque te lo contamos a continuación.
Razones para renovar la cocina
Por mucho que nos neguemos a admitirlo, las reformas son necesarias. A causa del uso y del desgaste normal de suelos y materiales, algún día tendremos que renovar la cocina, así que nos conviene estar preparados y prestar atención a los indicadores de que ese momento está cerca.
Debemos tener en cuenta que no es recomendable llegar a un punto en el que algún elemento esencial deje de funcionar ya que ahí tendremos el problema añadido de la urgencia y, si queremos renovar la cocina, las prisas nunca son buenas consejeras.
Por eso, antes de llegar a ese extremo, es imprescindible prestar atención a las siguientes señales.
Se ha quedado anclada en el pasado
Si tu vivienda acumula varias décadas, es casi seguro que, aunque te encantase en el momento de estrenarla, ahora ya no cumpla del todo con tus expectativas estéticas. Si cada vez que visitas la casa de algún amigo o familiar, lo que más te llama la atención es la cocina porque es moderna y tiene una distribución funcional y sofisticada, quizás sea buen momento de reformarla.
Han llegado las manchas de humedad
¿En las paredes o en el techo se forman manchas de humedad? En ese caso, deberías pensar en actuar cuanto antes para atajar un problema que suele complicarse y agravarse cuando no se hace nada al respecto. Si las has detectado en un momento muy inicial tendrás la ventaja de que podrás aprovechar la ocasión para plantearte una reforma a fondo.
Entra frío y ruido del exterior
Cuando estamos cocinando o queremos disfrutar del desayuno o de la cena en la cocina, resulta especialmente molesto que haga demasiado frío o que se cuele mucho ruido del exterior. La causa más habitual para que esto suceda suele ser que las ventanas no aíslan de forma correcta y eso indica que ha llegado el momento de sustituirlas.
El estado de los muebles deja mucho que desear
El mobiliario de cocina es uno de los que más trasiego recibe en el día a día. Si prestas atención te darás cuenta de cuantas veces abres y cierras puertas y cajones. Uno de los grandes indicadores del desgaste de nuestra cocina es el estado de estos muebles. Es posible que tengan arañazos, que haya bisagras que han dejado de funcionar, que haya desaparecido el tirador de algún cajón…
Todo esto es muy normal y deja un mensaje muy claro: hay que renovar la cocina. Además, cuando lo hagas ten en cuenta que invertir en unos buenos muebles siempre es la mejor opción porque te garantizarán una mayor durabilidad.
El suelo, la señal silenciosa a la que no solemos prestar atención
A pesar de que el suelo es algo en lo que nos fijamos cada vez que barremos o fregamos la cocina, no solemos prestar excesiva atención a su desgaste. Pero si miramos con detenimiento es posible que nos encontremos con alguna baldosa suelta, astillada, agrietada o incluso sin algún trozo.
Pero además de eso hay una línea roja todavía mayor: cuando sabemos que el suelo ya no recobrará su brillo original por mucho que freguemos. Si llegamos a ese punto nos tocará reformar.
Las paredes y la encimera: señales que captan rápidamente nuestra atención
Así como con el suelo no solemos fijarnos tan a menudo, las paredes y la encimera son las dos zonas de la cocina que más veces observamos, principalmente porque en una trabajamos y la otra la tenemos delante mientras cocinamos o tomamos algo.
El deterioro de la encimera suele detectarse desde el primer momento ya que es la superficie que solemos utilizar para elaborar la comida. Por eso siempre tenemos presente cualquier desperfecto por pequeño que sea, los golpes, las ralladuras, las grietas… Desde el momento en que las vemos por primera vez podemos estirar el tiempo todo lo que queramos, pero sabemos que tarde o temprano nos tocará cambiarla y con ello remodelar la cocina.
Algo similar nos pasa con las paredes, y se vuelve aún más evidente cuando están recubiertas de azulejos que se agrietan o terminan recubiertos de grasa o, simplemente, tienen un diseño que estaba muy bien hace años, pero se ha quedado muy anticuado.
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